El célebre portal de vídeos YouTube permanece vetado por las autoridades paquistaníes desde el pasado domingo. El organismo responsable de las telecomunicaciones de Pakistán, PTA, ordenó a los setenta proveedores de internet del país bloquear el acceso de los usuarios a este portal por ofrecer contenidos «blasfemos y ofensivos para el islam».
Nabiha Mahmood, director de PTA, aclaró que se adoptó esta drástica medida tras una reunión con responsables del Ministerio de Información, de Asuntos Religiosos y de Interior en la que concluyeron que «YouTube está difundiendo el provocativo y blasfemo documental del político holandés Geert Wilders», y no se levantará el castigo «hasta que no se corrijan estos contenidos».
Internet se ha extendido con rapidez por Pakistán y los ciudadanos pueden navegar prácticamente sin filtros. Las autoridades parecían hasta el momento ajenas a los contenidos de la red, pero su decisión del domingo llegó incluso a provocar la caída del portal en todo el mundo durante dos horas.
Así lo denunció la propia compañía, filial de Google, en un comunicado en el que señalaban que «el tráfico a YouTube ha estado enrutado de acuerdo a protocolos de internet erróneos. Hemos determinado que la fuente de estos hechos era una red de Pakistán. Estamos investigando y trabajando con para prevenir que algo parecido vuelva a pasar».
Tras los pasos de Van Gogh Geert Wilders es el líder del ultraderechista Partido por la Libertad (PVV), que cuenta con nueve escaños. Gran parte de su política consiste en hacer frente al «tsunami de la islamización», que, según sus propias palabras, sufre Europa. Compara el Corán con «Mi lucha», de Adolf Hitler, y asegura que se trata de un libro que «inspira a la gente a hacer las peores cosas». Con el objetivo de «plasmar estas palabras en imágenes», anunció a finales del pasado año que tenía listo un reportaje titulado «La película del Corán», de menos de diez minutos de duración, y que si no encontraba una televisión que lo quisiera emitir, lo colgaría de forma gratuita en internet.
Así lo ha hecho, y hoy parte del contenido se puede descargar de la red. Algunos medios holandeses califican este trabajo como la segunda parte de «Sumisión», el cortometraje que costó la vida al director Theo Van Gogh, asesinado por un integrista islámico, y el exilio a la escritora Ayaan Irsi Ali.
Ya a comienzos de año, para evitar problemas, el portal social Facebook retiró dos perfiles del hijo y sucesor de Benazir Bhutto ante la confusión creada por declaraciones contrapuestas en dos páginas bajo el nombre de Bilawal.
Nabiha Mahmood, director de PTA, aclaró que se adoptó esta drástica medida tras una reunión con responsables del Ministerio de Información, de Asuntos Religiosos y de Interior en la que concluyeron que «YouTube está difundiendo el provocativo y blasfemo documental del político holandés Geert Wilders», y no se levantará el castigo «hasta que no se corrijan estos contenidos».
Internet se ha extendido con rapidez por Pakistán y los ciudadanos pueden navegar prácticamente sin filtros. Las autoridades parecían hasta el momento ajenas a los contenidos de la red, pero su decisión del domingo llegó incluso a provocar la caída del portal en todo el mundo durante dos horas.
Así lo denunció la propia compañía, filial de Google, en un comunicado en el que señalaban que «el tráfico a YouTube ha estado enrutado de acuerdo a protocolos de internet erróneos. Hemos determinado que la fuente de estos hechos era una red de Pakistán. Estamos investigando y trabajando con para prevenir que algo parecido vuelva a pasar».
Tras los pasos de Van Gogh Geert Wilders es el líder del ultraderechista Partido por la Libertad (PVV), que cuenta con nueve escaños. Gran parte de su política consiste en hacer frente al «tsunami de la islamización», que, según sus propias palabras, sufre Europa. Compara el Corán con «Mi lucha», de Adolf Hitler, y asegura que se trata de un libro que «inspira a la gente a hacer las peores cosas». Con el objetivo de «plasmar estas palabras en imágenes», anunció a finales del pasado año que tenía listo un reportaje titulado «La película del Corán», de menos de diez minutos de duración, y que si no encontraba una televisión que lo quisiera emitir, lo colgaría de forma gratuita en internet.
Así lo ha hecho, y hoy parte del contenido se puede descargar de la red. Algunos medios holandeses califican este trabajo como la segunda parte de «Sumisión», el cortometraje que costó la vida al director Theo Van Gogh, asesinado por un integrista islámico, y el exilio a la escritora Ayaan Irsi Ali.
Ya a comienzos de año, para evitar problemas, el portal social Facebook retiró dos perfiles del hijo y sucesor de Benazir Bhutto ante la confusión creada por declaraciones contrapuestas en dos páginas bajo el nombre de Bilawal.
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