Con unas enormes alas de hasta tres metros de largo de punta a punta, una altura de un metro o metro y medio de la cabeza a la cola y sus 14 kilos de peso, el cóndor se presenta como el ave más grande del mundo y señor guardián en el cielo, por encima de los altos picos montañosos.
Al cóndor se le atribuye una gran longevidad y, en algunos casos (50 años) hay quienes llegan a sostener que el cóndor andino nunca muere, ya que al sentirse viejo y enfermo volvería a su nido a renacer. Sin embargo, mientras hace 200 años se le podía ver en todo el país, hoy resulta alarmante que lo encontremos casi sólo en el sur. Su baja tasa de reproducción
(una pareja de cóndores pone un huevo cada dos o tres años), y el ser blanco de cazadores inescrupulosos son sólo algunas de las causas que explican su disminución.
El cóndor es considerado como el espíritu mismo de los Andes. Los pueblos andinos no dudaron en darle importancia religiosa. Ha sido representado en cerámicas, pinturas rupestres, y convertido en expresión y representación de la civilización andina. Hoy se ha convertido en un desafío de conservación para el futuro. Vía enciclopedia ¿sabías qué?
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