Un disparo, un muerto. Esa es la norma básica de actuación de un francotirador; disparar y desaparecer. Si es eficaz, deja poco margen para la prevención. Ante esta amenaza, la Agencia Europea de Defensa (AED) ha encargado a un consorcio de empresas, liderado por una firma española, el diseño de un sistema que permita detectar a estos especialistas antes de que actúen.
El proyecto MUSAS (Sistema Multi Sensorial Anti Francotirador), ideado por la compañía española GMV , acaba de recibir el visto bueno de la Agencia, que financiará su desarrollo durante los próximos 30 meses.
El fin de MUSAS es la detección, localización y clasificación de un francotirador en un contexto bélico antes de que dispare o, en el peor de los casos, tras el primer tiro.
El gerente de Desarrollo de Negocio de GMV, José Prieto, explica: "Los francotiradores suelen disparar sólo una vez, en general, contra un objetivo concreto, que puede ser el responsable de la columna, buscando un efecto desmoralizador entre los soldados". Localizarle a tiempo es, pues, vital.
"No es ciencia ficción"
MUSAS se basa en un amplio abanico de fuentes de información. Radares instalados en helicópteros, aviones y vehículos acorazados, micrófonos que portan los soldados sobre el terreno, cámaras de visión nocturna/diurna, sensores térmicos e informes de inteligencia.
"No es ciencia ficción, todos estos elementos existen ya en el mercado, lo que no hay aún es un sistema que integre toda la información y permita tomar decisiones. Eso es lo que queremos hacer", dice Prieto. La firma calcula que lo probará en un campo de tiro en dos años.
Las guerras modernas, como bien se ha demostrado en Irak, en dos ocasiones, y en Afganistán, son conflictos asimétricos, donde un gran ejército combate con un enemigo irregular, que usa tácticas de guerrilla urbana: golpear y escapar. Ese es el escenario donde los francotiradores se sienten como pez en el agua.
En los próximos meses, los artífices de MUSAS quieren abrir varias líneas de investigación con los diferentes detectores (acústicos, de visión, radares...) para conseguir información en tiempo real y fiable sobre la posición del francotirador.
El procesado de imágenes es uno de los elementos clave. Cualquier sombra en una ventana puede revelar la presencia de un enemigo. El láser se usará para detectar la mirilla de su fusil (lo que se conoce como efecto de ojos de gato). El radar, instalado en vehículos y robot, ayudará a detectar la presencia del emboscado. Prieto reconoce que la eficacia del sistema está por demostrar. "No hay medidas del porcentaje de fiabilidad porque no hay nada similar en el mercado", aclara.
Sensores acústicos
Aunque lo ideal sería localizar al francotirador antes de que dispare, MUSAS será mucho más eficaz una vez que ha disparado al menos una vez. Según el diseño de GMV, el sistema se apoyará en sensores acústicos para ese objetivo.
Los micrófonos, fabricados por una empresa francesa y utilizados ya por las tropas de EEUU en Irak, podrían ir en el casco de los soldados, que formarían un enjambre al desplegarse. Estos dispositivos tienen por misión captar dos tipos de sonidos: el que produce la bala al salir del fusil del francotirador y el posterior del proyectil en su trayectoria, a velocidad supersónica.
Como todos los elementos del sistema (soldados, blindados, robot) están interconectados y enviando información de forma continua, el programa determinará el tipo de arma, el calibre de la bala y la posición exacta del que disparó. Desde el servidor, instalado en un tanque u otro vehículo acorazado, se podrían dar las instrucciones concretas para neutralizar al francotirador.
"Entre los escenarios en los que estamos trabajando, también está que los ordenadores ultraportátiles que lleven los soldados puedan realizar los cálculos", explica Prieto.
De hecho, está pensado que cada soldado se convierta en un sensor del sistema. La mirilla de su arma puede ir dentro de una pantalla en la que MUSAS puede desplegar los datos. Además del GPS o el ordenador integrado en el chaleco, el uniforme podría incorporar elementos vibradores que indiquen al sujeto por dónde viene la amenaza.
MUSAS, cuya utilidad se probará en diferentes situaciones (en la propia base, en convoy en movilidad, con soldados aislados) quiere aprovechar el trabajo que ya se está realizando en el marco del programa El Combatiente del Futuro, en el que también participa la empresa GMV.
El proyecto MUSAS (Sistema Multi Sensorial Anti Francotirador), ideado por la compañía española GMV , acaba de recibir el visto bueno de la Agencia, que financiará su desarrollo durante los próximos 30 meses.
El fin de MUSAS es la detección, localización y clasificación de un francotirador en un contexto bélico antes de que dispare o, en el peor de los casos, tras el primer tiro.
El gerente de Desarrollo de Negocio de GMV, José Prieto, explica: "Los francotiradores suelen disparar sólo una vez, en general, contra un objetivo concreto, que puede ser el responsable de la columna, buscando un efecto desmoralizador entre los soldados". Localizarle a tiempo es, pues, vital.
"No es ciencia ficción"
MUSAS se basa en un amplio abanico de fuentes de información. Radares instalados en helicópteros, aviones y vehículos acorazados, micrófonos que portan los soldados sobre el terreno, cámaras de visión nocturna/diurna, sensores térmicos e informes de inteligencia.
"No es ciencia ficción, todos estos elementos existen ya en el mercado, lo que no hay aún es un sistema que integre toda la información y permita tomar decisiones. Eso es lo que queremos hacer", dice Prieto. La firma calcula que lo probará en un campo de tiro en dos años.
Las guerras modernas, como bien se ha demostrado en Irak, en dos ocasiones, y en Afganistán, son conflictos asimétricos, donde un gran ejército combate con un enemigo irregular, que usa tácticas de guerrilla urbana: golpear y escapar. Ese es el escenario donde los francotiradores se sienten como pez en el agua.
En los próximos meses, los artífices de MUSAS quieren abrir varias líneas de investigación con los diferentes detectores (acústicos, de visión, radares...) para conseguir información en tiempo real y fiable sobre la posición del francotirador.
El procesado de imágenes es uno de los elementos clave. Cualquier sombra en una ventana puede revelar la presencia de un enemigo. El láser se usará para detectar la mirilla de su fusil (lo que se conoce como efecto de ojos de gato). El radar, instalado en vehículos y robot, ayudará a detectar la presencia del emboscado. Prieto reconoce que la eficacia del sistema está por demostrar. "No hay medidas del porcentaje de fiabilidad porque no hay nada similar en el mercado", aclara.
Sensores acústicos
Aunque lo ideal sería localizar al francotirador antes de que dispare, MUSAS será mucho más eficaz una vez que ha disparado al menos una vez. Según el diseño de GMV, el sistema se apoyará en sensores acústicos para ese objetivo.
Los micrófonos, fabricados por una empresa francesa y utilizados ya por las tropas de EEUU en Irak, podrían ir en el casco de los soldados, que formarían un enjambre al desplegarse. Estos dispositivos tienen por misión captar dos tipos de sonidos: el que produce la bala al salir del fusil del francotirador y el posterior del proyectil en su trayectoria, a velocidad supersónica.
Como todos los elementos del sistema (soldados, blindados, robot) están interconectados y enviando información de forma continua, el programa determinará el tipo de arma, el calibre de la bala y la posición exacta del que disparó. Desde el servidor, instalado en un tanque u otro vehículo acorazado, se podrían dar las instrucciones concretas para neutralizar al francotirador.
"Entre los escenarios en los que estamos trabajando, también está que los ordenadores ultraportátiles que lleven los soldados puedan realizar los cálculos", explica Prieto.
De hecho, está pensado que cada soldado se convierta en un sensor del sistema. La mirilla de su arma puede ir dentro de una pantalla en la que MUSAS puede desplegar los datos. Además del GPS o el ordenador integrado en el chaleco, el uniforme podría incorporar elementos vibradores que indiquen al sujeto por dónde viene la amenaza.
MUSAS, cuya utilidad se probará en diferentes situaciones (en la propia base, en convoy en movilidad, con soldados aislados) quiere aprovechar el trabajo que ya se está realizando en el marco del programa El Combatiente del Futuro, en el que también participa la empresa GMV.
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